Pareciera que todo está estipulado y no hay posibilidad de cambio; nada más alejado de la realidad. Para aquellos que les disgusta pelear, regatear y negociar, tienen un área de oportunidad enorme para mejorar sus finanzas.
En este mismo espacio daba cuenta del mal trato de las aseguradoras que han perdido el espíritu de servicio al cliente y sólo promueven su imagen con el fin de que adquieras la póliza, para luego desprotegerte. Sin embargo, la decisión no debería ser dejar de cubrirte, sino exigir el cumplimiento de lo acordado. Lo anterior, sucede en muchos alrededores y tenemos que estar preparado a pelar.
Las instituciones son juez y parte, porque si uno se inconforma, con frecuencia te dicen “ya lo revisamos y su demanda no procede”. Recordemos que existen instancias a las cuales puede uno recurrir como la Condusef, que es la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros, o la Profeco, que es la Procuraduría Federal del Consumidor.
El punto central es que la autoridad sea árbitro de una controversia entre un particular y una compañía. Es engorroso y las dependencias públicas son burocráticas, pero dejar pasar el engaño o la falta de cumplimiento en forma permanente, daña el patrimonio y sienta un precedente. De hecho, la simple amenaza de hacerlo tiende a que la contraparte corrija, pues puede ser sujeto a multas o señalamientos.
Una gran ayuda en el proceso de defensa son las redes sociales, en donde es posible denunciar malos comportamientos. Las empresas les tienen temor porque acaban con reputaciones y perjudican su imagen corporativa, de tal manera que se comunican con el quejoso para buscar solucionar.
Otro aspecto está en torno al regateo, que en la mayoría de los países es habitual. Incorporemos la idea de que los precios no son los últimos y es posible solicitar una rebaja, a sabiendas que el comerciante o el prestador de servicios, elevó su cotización para luego bajarla. Los ahorros pueden ser considerables.
Un enfoque diferente es la negociación, en donde hay intereses de ambas partes y es cuestión de exponer las posiciones para llegar a un punto intermedio, tanto en precios como en condiciones de entrega o características. Esto es más importante en el mundo de las inversiones y los negocios.
Es un “chip” que debe estar activado para defender las finanzas personales; pelear por tus derechos, regatear lo que compras y negociar en tus convenios.
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