María Jesús Díaz Marcos, trabajadora de Cetarsa durante 38 años, hace balance de su paso por varias fábricas de la compañía tabaquera
María Jesús Díaz Marcos echa la vista atrás y recuerda su trayectoria laboral, rememorando que los cambios experimentados «han sido muchos y siempre mejorando».
–¿Cuándo se incorporó a Cetarsa?
–Mi puesto de trabajo ha estado siempre en administración, pasando por producción casi todos los departamentos de la empresa, desde personal, industrial y contabilidad hasta tráfico comercial. Comencé a trabajar en 1984 en la fábrica de Talayuela. Por entonces, la empresa se llamó Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco. En ese año estaba preparándome oposiciones de Secundaria y una amiga me comentó que se iban a realizar exámenes para trabajar temporalmente en Talayuela, así que me presenté y aprobé.
–¿En qué consistieron sus primeros trabajos?
–En mecanizar las facturas de tabaco para los agricultores en aquellas máquinas antiguas de escribir; entonces no usar computadoras. Al año siguiente comencé a trabajar en la fábrica de Jarandilla de la Vera, esta vez en el departamento de Producción Agrícola, atendiendo administrativamente a los cultivadores, ya que entonces se llevó a cabo el plan de reconversión del tabaco. Ese año lo recuerdo con mucho cariño, ya que además de compañeros fraguamos una gran amistad que perdura hasta el día de hoy.
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Posteriormente se traslada a Navalmoral…
–Así es. Fue en el año 1986 cuando me incorporo a la fábrica de Navalmoral, pasando por distintos departamentos. En el 2004, paso a formar parte de las oficinas centrales de la empresa en el departamento de Tráfico Comercial, en el cual sigo trabajando. Dicho departamento está en contacto con nuestros clientes, entre los que se encuentran Imperial Brands, Philip Morris International, Japan Tobacco International,… Tenemos que planificar el programa de cargas en las fábricas de acuerdo a los pedidos recibidos de nuestros clientes.
–En estos años… ¿qué cambios se han producido en su trabajo?
–Han sido muchos y siempre mejorando. Comenzamos a trabajar con máquinas de escribir, primero manuales y más tarde eléctricas. La documentación se llevaba en soporte papel y las gestiones a través del teléfono. Cuando se implantaron los ordenadores, gran avance, nos simplificó todas las tareas. Y en la actualidad, los correos electrónicos nos permiten comunicarnos con cualquier persona o entidad en cualquier parte del mundo.
–¿Tienes ganas de jubilarse?
–Sí, es hora de dar paso a las nuevas generaciones. Ahora termina mi ciclo laboral y comienza una nueva etapa, en la cual podré dedicar tiempo a mis aficiones. Viajar, realizar investigaciones históricas, participar en excavaciones arqueológicas, seguir caminando por la montaña, etcétera. Durante estos casi 38 años de mi vida laboral, al echar la vista atrás recordaré los buenos momentos compartidos con mis compañeros y ya amigos para siempre. Y como dice Catherine Pulsifer «La jubilación puede ser un final, un cierre, pero también es un nuevo comienzo».