Las tarjetas de pago en América Latina tienen un repunte en demanda en los últimos meses. Un estudio recién por Camposecure asegura que, 7 de cada 10 usuarios a nivel global, estarían dispuestos a elegir un banco que ofrece este producto premium.
De acuerdo al estudio ‘El crecimiento de las tarjetas metálicas premium’, realizado en 18 países, el potencial para retener y atraer nuevos clientes es mayor en Latinoamérica, específicamente en México y Brasil, asegura que donde el 88% de los encuestados, respectivamente, seleccionaría una oferta que incluye una tarjeta metálica si todas las recompensas y beneficios adversos son iguales.
Lo que indica que la preferencia por estas tarjetas, además del material, es la experiencia de exclusividad que ofrece, no solo por el diseño elegante, sino por la amplia cobertura y mayores opciones de operatividad en el escenario financiero.
Según Thales Group, existen cinco tipos de tarjetas metálicas: Easy Metal, Compact Metal, Metal Veneer Card, Hybrid Card y Full Metal. Estas tarjetas destacan en el mercado por tener beneficios como puntos que nunca expiran, asistente personal, pago sin contacto, salas VIP en los principales aeropuertos del mundo, por mencionar algunas.
Las ediciones de las grandes multinacionales como Visa Inc. vienen cargadas de selección de clientela premium. Por ejemplo, la tarjeta Visa Aeterum es una tarjeta de metal que se ofrece por invitación a un selecto grupo de clientes del banco.
Sin embargo, en los últimos meses, a través de redes sociales como Instagram y Tik Tok, se está viendo la tendencia de convertir una tarjeta de crédito o débito regular (de plástico) a una metálica. Esto, para aproximar al estatus que ofrece la tenencia de una de estas piezas de pago en el marco financiero.
De hecho, hay tiendas y emprendimientos que realizan la modificación (asegurando, que se hace sin ningún tipo de riesgo a la información financiera o dinero de la cuenta), siguiendo la tendencia de tener una tarjeta metálica con un diseño personalizado.
Ahora, LR consultó a algunas entidades bancarias oficiales como Bancolombia, para determinar la legalidad de esta conversión, si su funcionalidad sería la misma y si representaba algún riesgo para los procesos de transacciones. Eduardo Mercado, asesor financiero, observe que la entidad, al solo expedir tarjetas de plastico, no se hizo responsable de la funcionalidad de la misma si esta llegara a ser intervenida, como lo seria someterla a un cambio de material.
Sin embargo, las tiendas que prestan este servicio soportan, legalmente, que su proceso es únicamente el cambio de material con posibilidad de pagar a través de la banda magnética, ya que al cambiar una tarjeta de crédito o débito de plástico a una de metal, se pierde la tecnología NFC (Near Field Communication), que permite el pago a través del lector del chip.
Del resto, sigue ‘operativa’.
De la parte de las compañías que expanden estas tarjetas metálicas, como Revolut o Neo26, ofrecen este servicio exclusivo con beneficios como: recibir los reembolsos de las transacciones en una moneda de su elección, hacer retiros internacionales gratis, upgrades de habitaciones de hotel, seguro de viaje, entre otros.
Si bien no se descarta la funcionalidad de las tarjetas convertidas, la manera más idónea es no alterar las tarjetas de crédito o débito regular para disminuir el riesgo de que puedan perder su operatividad.