“De seguir haciendo las cosas como se han hecho hasta ahora, no esperemos resultados diferentes. Pero ciertamente, tendremos mayores zozobras y sufrimientos de los más necesitados”
¡Al fin…! Muchos panameños se aventuran a opinar sobre el terreno minado de la crisis financiera del Sistema Exclusivo de Beneficio Definido, SEBD, conocido como Programa Solidario de Pensiones. Y a proponer opciones que los distintos Gobiernos han soslayado, y dejó el regalo del sistema fallido como caballo de Troya para el próximo régimen que les sucederá.
El problema es más complejo que un simple detalle técnico de ajuste de ingresos y gastos del Sistema. Pero es parte del problema. Igualmente, me resisto a aceptar que es “un problema político” con costos para el Gobierno que tenga el coraje de enfrentarlo. Es ambas cosas, pero todavía no es suficiente. Es mucho más que eso.
Se trata del Sistema de Seguridad Social que quiere, puede y está dispuesto a asumir el país, entendida como la prestación de todos los servicios de protección a la población, salud, maternidad, lactancia, trabajo digno, pensiones, que son materia de la Carta de Derechos Humanos de la ONU, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y de la OIT. Todos los organismos a los cuales el país pertenece.
Posterior a la Segunda Guerra Mundial se constituye en piedra angular de los países europeos, configurando el denominado Estado de Bienestar. básicamente hay cuatro modos de instituir, que son los modelos nórdicos, anglosajón, mediterráneo y continental.
Estados Unidos también tiene su modelo, basado en las leyes poscrisis de 1929, desarrollado bajo el liderazgo del presidente Franklin D. Roosevelt.
El sistema panameño, aunque hubo varios sistemas de pensiones para algunas actividades, surgió con la Ley 23 de marzo de 1941, que crea la Caja de Seguro Social. En el tiempo, fue asumiendo, por decisiones políticas, la atención fundamental de la atención médica a la población panameña, además de su programa de pensiones.
Ambos dejan mucho que desear. En el caso del programa de salud, es bicéfalo, lo cual conlleva duplicaciones y falta de eficacia. En el caso de pensiones, la estructura administrativa y legal de la Caja restringe la capacidad de gestión efectiva de los recursos o reservas de los programas encomendados a la Caja.
En el caso de las pensiones, también es dual. Un segmento, quebrado, de Reparto o Beneficio Definido, cuyas pensiones se critican por ser bajas. Ciertamente, la tasa de reemplazo del salario, del 60 % de estos, es de las más generosas.
El problema es que la base salarial es baja. Modelo económico con baja transformación o generación de valor agregado genera bajos salarios. Por otra parte, el Sistema de Pensiones Mixto con elementos de responsabilidad individual, también requiere ajustes para garantizar que los trabajadores puedan acumular el monto que necesitan y quieren para sus jubilaciones. Y se requiere crear productos e incentivos para que la nueva fuerza laboral, principalmente independiente o informal, se afilie al sistema.
Pero, principalmente, no está cierto en la psique nacional, gobernantes y gobernados, cuál es el tipo de Seguridad Social que queremos tener. Sabemos los beneficios que reclamamos. Y también implicadamente, que otros pagan el sistema. Queremos un Estado de Bienestar, pero no estamos dispuestos a asumir los costos de mantenerlo en funcionamiento adecuado.
No digamos la gobernanza de la entidad. Todo el mundo desea estar en la Junta Directiva de la Caja de Seguro Social, representando gremios y no obstante las requeridas para fijar las políticas y resguardos que requieren una empresa pública, la mayor del país, vista por los recursos financieros y médicos que maneja.
Se requiere primero que nada definir qué tipo de Seguridad Social queremos. Cuánto cuesta pagarla. Cómo la financiamos, conocemos los arreglos requeridos requeridos y un Plan de Trabajo, que, seguramente, tomará más de un período presidencial. Un sistema universal de salud. Un sistema de gestión financiera capacitado en materia técnica, recursos humanos y dirigencia calificada. Inclusive verdadera autonomía de gestión hasta a nivel constitucional.
De seguir haciendo las cosas como se han hecho hasta ahora, no esperemos resultados diferentes. Pero ciertamente, tendremos mayores zozobras y sufrimientos de los más necesitados.
economista