Liz Truss deja atrás 45 días llenos de turbulencias. La elegida por el Partido Conservador en su apuesta por un perfil continuista de la ‘era Johnson‘se ha convertido en una especie de victima politica del mercado de deuda, tras ser incapaz de remontar a la presion. Sin contar sus primeros quince días de Gobierno, en los que el país se encontró de luto oficial por el fallecimiento de la muerte de la reina Isabel II, la todavía primera ministra de Reino Unido deja una importante lección para los ejecutivos de todo el mundo: no todas las políticas fiscales son válidas, al menos a ojos de los ‘guardianes de los bonos del Estado’ en un contexto de elevado endeudamiento público.
El escepticismo de los mercados sobre su Gobierno ha sido una constante desde el día de su. La libra esterlina, que arrancó el 2022 en máximos de cinco años, ha sufrido altibajos al compás de las polémicas de Johnson y la guerra de Ucrania, para colocarse en mínimos de 37 años durante la breve legislatura de Liz Truss. Desde el 2 de septiembre (día laborable anterior a su nombramiento), la moneda británica ha pasado de cambiarse de 1,15 dólares a 1,12 dólares, con movimientos muy bruscos coincide con la presentación de su polémico plan fiscal, que forzó al Banco de Inglaterra a salir al rescate el 28 de septiembre (véase gráfico inferior), después de que la libra se desplomara a los 1.068 dólares. Son niveles no vistos desde 1985.
“La renuncia de Truss era muy esperada. Su visión liberal a favor de bajar los impuestos tras el Brexit se estrelló contra las fuerzas de la realidad y los mercados. Los inversores no estaban dispuestos a permitir que ella y su primer ministro, Kwasi Kwarteng, endeudaran al país con cientos de miles de millones de libras en un momento en que los tipos de interés están subiendo”, sostiene Azad Zangana, economista y estrategia senior para Europa de Schroders. La fórmula de bajas de impuestos por 51.000 millones de euros, que sería compensado con un mayor apalancamiento, no convenció desde el principio a los inversores en un entorno de elevado endeudamiento mundial, en el que la ratio de deuda sobre el PIB del país alcanza el 85% a las puertas de otra recesión y ante el encarecimiento de la financiación externa y esto es una alerta para otros gobiernos.
“Lo positivo de toda esta sucesión de acontecimientos es que los gobiernos del mundo se pensarán a futuro dos veces antes de anunciar un plan irresponsable para la sostenibilidad de las cuentas publicas de un pais“, precisamente Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano Economic Research. El analista defiende que esta situación viene a confirmar que la disciplina impuesta por los mercados a los lideres de paises y empresas“funciona” y que su salida “ya no aporta” nada el mensaje adecuado ya se llevó a los mercados con la anulación de las bajadas de impuestos y la entrada de Jeremy Hunt para relevar a Kwarteng.
La presión sobre los bonos a 30 años comenzó en caída libre a principios de esta semana (tras la entrada de Hunt), pasando de tener una rentabilidad del 4,8% al 4,017%. Este jueves cerraron con un ligero descenso del 0,9%, cifra que viene a confirmar que la escasa reacción de los mercados a su dimisión. A principios de septiembre este se encontraba en el 3,20%. Por su parte, el rendimiento de los ‘gilts’ a diez años ha respondido en el momento del anuncio con un pronunciado descenso que se ha corregido a las pocas horas para cerrar al borde del 4%, medio punto por debajo de máximos.
Ni la dimisión forzosa del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, ni la revocación de su plan fiscal que contenían agresivas bajadas de impuestos terminaron de contentar por completo a los inversores, trasladando continuos mensajes de desconfianza hacia su liderazgo. El gestor de Veinticuatro gestión de activos, Gordon Shannon, cree que la “relativa” calma de los ‘gilts’ en la jornada de este jueves podría tomarse como una indicación de que los mercados estaban seguros de que Liz Truss no podría durar o como una falta de convicción en lo que intentará su sucesor. “Independientemente de quién dirija el gobierno, la inflación persistente sigue siendo un problema a medio y largo plazo para el Reino Unido”.
No todas las políticas son fiscales válidas, al menos a ojos de los ‘guardianes de los bonos del Estado’
El incremento de los precios, que en septiembre ha registrado un alza del 10,1% frente al 9,9% de agosto, máximos desde 1982, será uno de los retos principales -junto a la crisis energética- que afrontará el próximo gobernante ‘ torie’ del país (el sexto en seis años), salvo que los Conservadores opten por las elecciones anticipadas. El director de Inversiones de Abrán, James Athey, va un paso más allá y asegura que “no contento con un giro político casi completo, el partido ‘tory’ sigue haciendo todo lo posible para ser inelegible en un futuro próximo”.
En mitad de este terremoto político, el Banco de Inglaterra avanzó este miércoles la intención de retomar su hoja de ruta prevista antes de la tormenta desatada en los mercados y reanudará su programa de venta de bonos de deuda pública el próximo 1 de noviembre. El banco central ha decidido retrasar un día el comienzo de su programa, ya que está previsto que el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, presente durante esa jornada un programa fiscal detallado a medio plazo. Fecha que la bancada conservadora mantiene marcada en el calendario, a falta de conocer el sustituto de Truss. Desde eToro defienden que aún queda “mucho tiempo” para que los mercados se asusten, haciendo su trabajo más difícil, y empeorando las condiciones para los hogares en términos de expectativas de inflación y tipos de interés y las consiguientes implicaciones fiscales.
Truss pasará a la historia por ser la inquilina más efímera de Downing Street, la primera ministra bajo el reinado de Carlos III y demostrando que la fuerza de los mercados está por encima de la política fiscal. “·No es frecuente que las maquinaciones políticas tengan un impacto tan directo en las finanzas personales. Incluso durante el Brexit los efectos netos fueron un fuego lento en términos económicos. Pero la crisis en la que estamos ahora justifica una acción rápida del Partido Conservador para elegir un nuevo líder”, remarca el analista de mercados de eToro, Sam North. El tiempo corre a contracorriente para los conservadores.