“Apenas me jubile, voy a hacer esto y lo otro”. “Venderé todo y me recorreré el mundo”. “Con la jubilación, recuperaré todas las aficiones que dejó en modo pausa durante mis años de trabajo y maternidad”. Estas intenciones son nobles y muy frecuentes, pero… ¿estamos preparando el terreno para ese momento? Si bien aún nos quedan muchos años por delante (cada vez más), la clave es empezar a planeandonos desde ya y plantearnos cómo queremos vivir a partir de los 65 años. «Es importante hacerlo porque nos describe una hoja de ruta, nos ayuda a pararnos y analizar el aquí y el ahora, el qué estamos haciendo y hacia dónde nos llevamos nuestros pasos», reflexiona la coach de salud y bienestar Sara Jiménez.
LA CLAVE de una buena jubilación ES PLANIFICAR
En el coaching suele decirse que una buena planificación garantiza un resultado exitoso. La experta añade que hay que hacerlo con flexibilidad y confianza: “Hay que ser metódicas e invertir energía en aquello que queremos que surja o exista. Creer es crear, por lo que la energía mental crece y vemos opciones nuevas, aprendemos y Proyectamos resultados positivos“.
A muchas personas similares les incomoda hablar de jubilación, testamentos, escrituras y de otras gestiones. Y nos regañamos diciéndonos a nosotras iguales: ¡¿cómo vamos a pensar en eso ahora, si estamos en la flor de la vida?! Sí, eso es cierto, pero este gesto puede ser de utilidad. “Hacer un testamento no es ser cenizo ni tétrico sino que es ayudar a la gente que más quieres, a facilitarle las cosas, dejándolo todo atado”, señala Jorge Cañedo Barrantesasesor de finanzas personales;
Por supuesto que surgió de cada caso y de cada situación personal, económica y estado de salud de cada uno, pero, en condiciones normales, hoy es el momento para ver la jubilación como la etapa en la que más podremos disfrutar de nuestro tiempo y libertad .
CUBRIR LOS GASTOS BÁSICOS PARA ESTAR TRANQUILAS durante la jubilación
Nadie niega que para empezar a organizar nuestro futuro con cierta tranquilidad es necesario tener resuelto el aspecto economico. De nada sirve tener planes, retos y sueños si no podemos sostener los gastos del día a día. Por eso, “hay que plantearse qué estilo de vida queremos tener ahora, y cómo lo vamos a mantener con la jubilación, teniendo en cuenta que en España la tasa de reposición es del 75% y que cada vez irá siendo menor”, recomienda Cañedo Barrantes. “Sin embargo, si bien con la jubilación recibirán menos ingresostambién es posible que tengas menos cargas, tus hijos se han independizado, haya terminado de pagar la hipoteca o, incluso, quiera vender su casa y comprarte una más pequeña y con la diferencia, compensar su jubilación, lo mismo que con algunos productos financieros. Pero lo importante es tener cierto cómo quieres disfrutar de los años venideros y, según eso, planificarte”. El experto nos sugiere empezar con la economía doméstica: “En un cuaderno, apunta ingresos, gastos, maneja un presupuesto, y ahorra. Cuanto antes empiezas, mejor”. Y, de paso, nos dice que vayamos educando a nuestros hijos para que empiecen a ahorrar desde sus primeros trabajos.
LOS PREPARATIVOS para la jubilación
¿Y cómo empezar a preparar el terreno? «Si no administras el dinero de tu casa, conviene empezar a hacerlo ya. A partir de ahí, pensar en qué tipo de vida quieres vivir en el futuro y, en función de ello, tomar medidas para ahorrar a partir de tus circunstancias. Opciones hay muchísimas: planes de pensiones, fondos de inversión, un plan individual de ahorro sistemático (PIAS) u otros productos, fijándote bien en las comisiones y la fiscalidad. La base es establecer un ahorro constante y mensual, un dinero intocable, en la medida que se pueda”.
Si quieres jubilarte antes, si tienes un estilo de vida austero te sera mas facil. O si tienes la posibilidad de comprar pisos para alquilar que te permitan vivir según tu estilo de vida, también es una vía lícita. «Al final, esto va de estilos de vida», dice Cañedo. «Si tu estilo de vida es más alto, puedes las formas para buscar compensarlo. El cómo quieres afrontar este tema es muy personal, porque cada persona tiene una relación con el dinero específico, derivada de una educación y experiencia determinada con él”.
DEJAR ATRÁS EL TRABAJO
Dejar de trabajar puede tener dos caras: una, que suponga el ansiado momento que tanto ha esperado durante años y estés deseando echar a andar una nueva etapa. Otra, que te quiten el motor del día a día, porque trabajar te daba la vida. En este último caso, puede que tengas la suerte de trabajar en lo que más te gusta, disfrutar de lo que haces y que encima te paguen por ello, lo que hará que te cueste un poco más dejarlo. Si, por el contrario, utilizas el trabajo para evadirte de otros asuntos, es recomendable detenerse a analizar esa relación con tu actividad laboral. En cualquier caso, habrá que respetar un tiempo de adaptación inicial.
La entrenadora opina que “hijo tantas las horas que destinamos al trabajo a lo largo de nuestra vida, que se vuelve parte de nuestra identidad. A veces, lo usamos como espejo o retroalimentación para crear una imagen de nosotros mismos y nuestra autoestima; otras, como huida. O en otras, dejemos de lado a nuestras amistades, relaciones familiares, hobbies… y nuestra esencia. Incluso, puede que estar siempre ocupadas, haciendo algo que nos viene dado o que dominamos a la perfección, nos cree adicción”. Por eso, la experta añade que “dejar de trabajar supone enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestra vida personal, a tomar las riendas de nuestro tiempo“.
IDEAS PARA QUE SEAN LOS MEJORES AÑOS DE TU VIDA
Si bien depende de nuestra personalidad y aficiones, hay un sinnúmero de posibilidades que te estarán esperando para cuando te jubiles. “Jubilarnos no significa no tener nada que hacer; significa decidir qué hacer en todo momento. De hecho, podemos llevar una vida tan activa como la laboral. Hacer una lista con todo lo que nos gusta y podemos hacer es importante. Y, por qué no, aquello puede estar relacionado con nuestro trabajo anterior, pero sin el aspecto obligatorio. En ese, podemos convertirnos en mentoras, formar a otros, participar como expertas… Y combinarlo con actividades placenteras de sentido y que no nos han permitido en muchos años. Pensamos en esas aficionesviajes o tiempo con aquellos o aquellos que nos aportan”, sostiene la coach de salud, con quien hemos analizado las siguientes opciones. ¿Te apetece alguna?
- RETOMAR LAS AFICIONES QUE QUEDAN EN STAND-BY. Volvamos a ellas con actitud positiva, divertida y sin miedo. “A veces tenemos la falsa creencia de que determinadas aficiones corresponden a determinadas edades, o tememos haber perdido conocimientos o habilidades. Pero una afición es una actividad que produce placer y está vinculada con nuestra esencia. Realizarla tiene efectos potentes no solo en nuestra salud mental sino en nuestro sistema inmune”. Y si no recuerdas frecuentes son tus aficiones, para descubrirlas «tan solo hay que recordar qué era lo que nos gustaba hacer de pequeñas: ¿pintar?, ¿bailar?, ¿cantar?.
- POR FIN, MÁS CERCA DE LA FAMILIA. “Los humanos somos una raza animal tremendamente social y familiar. Y será un impulso muy natural desear poder estar con los nuestros y disfrutarlos“, señala Jiménez. “Las ventajas son innumerables: nos hará más fácil el tránsito al nuevo estilo de vida, nos conservarán en buena compañía y alrededores de amor en la mayoría de los casos». Pero nos advierte de no convertirlo en una nueva responsabilidad o trabajo. La idea es que la jubilación nos permita «reencontrarnos con nuestro tiempo y espacio, y tener la oportunidad de crear una vida tal y como la deseamos. Hay quien acaba cuidando a los nietos todos los días, pero esa responsabilidad no nos pertenece ya en esa etapa”.
- …O, POR FIN, LEJOS. Depende de la esencia de cada persona. «Si es lo que te pide el cuerpo y lo necesitas, genial. No todas las familias tienen una relación cercana y saludable. Si eres una persona solitaria, independiente o exploradora, y llevas buenos años cumpliendo una gran responsabilidad tapando esa necesidad vital, es una idea pensar hacerlo cuando te jubiles. A los 60 podemos ser totalmente honestos con nosotras mismos y hacer lo que necesitamos y deseamos”.
- EN PLENA FORMA FISICA Y MENTAL. Lo ideal es no haber perdido los buenos hábitos de alimentación, ejercicio y descanso nunca, pero, si por algún motivo, esta se ha convertido en tu tarea pendiente, podrás aprovechar el tiempo y tranquilidad que te da la jubilación para ello. Cambiamos, evolucionamos, perdemos capacidades físicas para determinadas actividades y ganamos para otras. “Actividades donde se requiere paciencia, fortaleza mental o capacidad de análisis serán nuestro fuerte: carreras de larga distancia, senderismo, yoga, numerosas artes marciales, meditación… Hay que respetarse y buscar nuestros puntos fuertes. Seguro que hay actividades donde ahora brillamos y disfrutamos más que de jóvenes. Pero sobre todo, es importante darnos cuenta de que, para cuidar nuestro cuerpo y ponernos en forma, no hay que alcanzar al mismo límite en todas las edades; tan sólo hay que trabajarlo con respeto”.
- CAMBIO DE AIRES, UN GRAN DESAFÍO. Cambiar de lugar de residencia implica descubrir nuevas formas de vida, de pensamiento y, sin duda, es abrir la mente y mirarlo todo desde otro punto de vista, disfrutar de nuevos paisajes, gastronomía, actividades, etc., pero, aunque sea un deseo soñado, la mudanza de la ciudad al pueblo oa la playa, oa otro país, es un giro enorme, con el que habrá que adaptarse a una rutina nueva. En todo caso, un cambio de casa suele desestabilizarse un poco a nivel emocional, por lo que, para realizarlo será muy importante planificar y asegurarnos aportes de energía. «Los puntos claves serán planificar un lugar seguro, investigar la zona, contemplar la cobertura de ayuda y con un cierto plan de actuación en caso de urgencia (a quién recurrir, cómo volver, si fuera necesario…). Si no tienes amigos o familiares allí, busca círculos de personas afines, asociaciones, clubes, donde vayas a poder tener un apoyo emocional y personas que te ayuden a integrarte en esta nueva ciudad”
- VOLUNTARIADO DE ONG: DEJARLO TODO PARA AYUDAR “Si la ONG no involucra cambio de localización es muy sencillo, y un proyecto muy bonito. Si hay cambio de ciudad o aún más, cambio de país, esto potencia también planificación de determinados escenarios. Aunque es un proyecto precioso y gratificante, hay que tener en cuenta que puede ser duro a nivel físico y emocional”. Además de decidir cómo cerrar capítulos en España, será fundamental tener cierto qué hacer en casos de emergencia e, incluso, un plan de actuación en caso de que no nos adaptemos. «Es importante aceptar esto como una opción válida, no como un fracaso. Si nos forzamos a mantenerlo por autoexigencia, exceso de involucración, podemos enfermar. Ayudar a los demas es una labor maravillosa siempre y cuando se esté sana y feliz, ya que el autocuidado es la mayor responsabilidad”.
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