de acuerdo con una encuesta reciente realizado por investigadores de la Universidad del Estado de Michigan, alrededor de uno de cada cinco adultos afirma no querer tener hijos. Aunque se trate de una franja poblacional estrecha, Michigan es demográficamente similar a los medios de comunicación de Estados Unidos, por lo que del estudio cabe concluir que entre 50 y 60 millones de ciudadanos en ese país no se plantean tener hijos. Además, se estima que el 11% de aquellos que tienen 55 años o más tampoco han tenido prole.
Si esas cifras se acercan verdaderamente a la realidad, entonces tan solo en ese país habrá millones de personas que obtendrán consejos financieros poco adecuados para su situación. El autor y organizador financiero Jay Zigmont dice: “La mayoría, sino la totalidad de las reglas financieras, asumo que tienes hijos”. Por tanto, “Al quitar la ecuación la posibilidad de generar descendencia, toda la base de tu plan financiero cambia”.
Un consejo tradicional
Buena parte de las advertencias sobre el planeamiento financiero a largo plazo giran en torno a crear algo para pasarlo a la próxima generaciónsegún Zigmont, que añade que, para la gente sin hijos, “la riqueza generacional importa mucho menos”.
Si todavía se persiguen logros tradicionales como retirarse a los 65, puede que se esté siguiendo el guion financiero de alguien que no se relacione con los objetivos propios. Así, el especialista en clientes sin descendencia ofrece tres estrategias que, aun alejadas de los consejos estándar, puede aplicar la gente que se encuentre en esta situación.
Priorizar la flexibilidad
Para las personas sin hijos, Zigmont dice: “Mira, vas a morir con mucho dinero en el banco, y eso es un fracaso”. Muchos de sus clientes practican un estilo de vida que él llama “FILE”: en vez de ahorrar todo lo posible para el final de la vida y para los herederos, se pueden utilizar varios de esos ahorros en el presente para mejorar el estilo de vida. Por ejemplo, quizás se quiera vivir de manera nómada y trabajar a distancia. Zigmont dice que, aunque para muchos pueda sonar un sacrilegio, vivir de alquiler también está bien.
Si tanto el cliente como su esposa o marido trabajan, quizás uno de ellos quiera tomarse un tiempo sabático. Incluso, puede que algunas personas busquen tener un trabajo menos estresante aun viendo reducidos sus ingresos por esta vía, y quizás aumentarlos por otro lado utilizando su cartera de valores.
Eso no significa que se pueda olvidar el hecho de ahorrar, pues la estabilidad financiera a lo largo de la vida sigue siendo crucial. Sin embargo, para mucha gente el hecho de dejar de centrar los esfuerzos en la vida más allá de los 65 años puede implicar vivir una vida más plena en el presente. Zigmont asegura que “Puedes trabajar 30 horas semanales y ser feliz”. Y si el objetivo no es ahorrar al máximo para la jubilación, “entonces vivamos una vida mejor ahora”.
Invertir ‘hacia atras’
Bajo el modelo clásico, los inversores ¿Cómo priorizar cuentas para la jubilación que ofrecen ventajas con los impuestos?, pues vienen con mayores beneficios monetarios. Estas, sin embargo, implican penalizaciones si se accede al dinero antes de retirarse.
Zigmont explica que si se va a utilizar la cartera de valores para financiar el estilo de vida en etapa temprana, se cambiará cambiar este método de inversión. En vez de priorizar una cuenta de trabajo tradicional, el experto aconseja a sus clientes que se centren en una agencia de corredores imponible, a cual se puede acceder pronto sin incurrir en penalizaciones (con ciertas advertencias).
Planear un cuidado a largo plazo
Una cuestión central para la gente sin hijos es saber quién cuidará de ellos cuando sean mayores. Aunque cada familia respondía de manera distinta, la respuesta desde una perspectiva financiera suele ser “Yo cuidaré de mi mismo”, se tiene prole o no. Solo el 1,5% de los padres han recibido dinero de un amigo o familiar en el último año (según un estudio de 2018 de Census). Y para adultos sin hijos, el porcentaje tan solo aumenta hasta el 2,5%.
A pesar de todo, los problemas relacionados con los últimos años de vida también preocupan a la gente sin descendencia, por lo que planear sus finanzas en etapas tempranas puede ayudar a tranquilizar sus conciencias, tal y como comenta Zigmont. Esto significa preparar un plan y considerar si un seguro de cuidados a largo plazo merece la pena, incluso para comprarlo ya con cuarenta años de edad.
“Ahí es cuando se vuelve más razonable adquirirlo”, afirma Zigmont. “Es un gasto estúpido, pero para muchos clientes es una forma de aliviar un temor a algo que acecha nuestras vidas”. El experto recuerda que no tener hijos no implica abandonar los principios financieros clave: “Sigues guardando un presupuesto y amortizando una deuda. Esto no es ‘Solo se vive una vez’. Se trata simplemente de una manera distinta de preparar las finanzas personales”.