Disfrutar de una jubilación tranquila requiere planificación. Cuando llegue el momento de retirarnos de la vida laboral lo más probable es que nuestros ingresos disminuyan, con respecto a lo que estamos cobrando mientras estamos en activo. Cuando ya no tengamos la posibilidad de trabajar más horas o de cambiar de empleo para aumentar nuestros ingresos, entonces solo podremos contar con los ahorros que tengamos para complementar la pensión de jubilación y mantener nuestra calidad de vida. Y teniendo en cuenta que la esperanza de vida de la población española es de aproximadamente 83 años (ha caído unas décimas coincidiendo con la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus), vale la pena dedicar tiempo a estudiar pueden ser nuestras necesidades durante tantos años de jubilación y cómo cubrirlas.
De entrada, es probable que nuestros gastos se vayan reduciendo conforme nos acerquemos a la edad de jubilarnos. En esa etapa quizás ya tengamos pagada la hipoteca de nuestra vivienda (o nos quede poco para liquidarla) o nuestros hijos se hayan emancipado (con el consiguiente ahorro que eso supone: educación, alimentación, ocio, gastos de la vivienda). Cuando nos jubilemos puede que también empecemos a ahorrar en comidas, si es que debemos hacerlo fuera de casa por motivos de trabajo, e incluso en nuestro ocio, si empezamos a disfrutar de los viajes subvencionados por el Estado y de los que podemos beneficiarnos como jubilados. También disfrutaremos de descuentos en transportes públicos y muchos servicios.
En una segunda etapa, sin embargo, la tendencia podría invertirse. Sin duda, el aumento de la esperanza de vida es una magnífica noticia, y quizás tengamos la suerte de tener por delante décadas de vida gozando de buena salud. Pero aquí estamos hablando de planificación y debemos contemplar todos los escenarios. En temas de salud, no todos tendremos el mismo punto de partida, así que establecer de antemano cuándo y hasta qué punto podremos necesitar un cuidador o ingresar en una residencia, por ejemplo, obtuvo de cada persona. Pero deberíamos establecer esa previsión, porque, en cualquier caso, lo cierto es que en algún momento dejaremos de valernos por nosotros mismos.
Para proyectar cuál será nuestro nivel de gastos, cierto está, también debemos ser muy conscientes de cómo es nuestro nivel de exigencia y qué tipo de residencia nos gustaría ir o si estamos dispuestos a pagar más por un mejor servicio. Así que para planificar, debemos en primer lugar informarnos de cuánto cuesta, entre otras muchas cosas, una plaza de residencia o tener contratado a un cuidador en casa.
Teniendo en cuenta estos posibles escenarios y los datos correspondientes, ahora ya podemos hacernos una idea de si nos bastará con nuestra pensión pública de jubilación o deberíamos elaborar alguna estrategia para ahorrar el dinero que nos permita cumplir esa pensión y mantener nuestra calidad de vida cuando nos retiramos.