Oliver Noelting se estima en 2016 jubilarse a los 40 años. Calculó su sueldo medio como ingeniero de software y sus gastos, teniendo en cuenta que quería formar una familia.
Según sus cálculos era posible. Y ni siquiera tenía que jubilarse. Le valía con alcanzar una independencia financiera. Podría seguir trabajando, pero eligiendo cuánto tiempo y sin tener que preocuparse por los ingresos.
Ahora tiene casi 34 años, han pasado 6 años desde que comenzó este trayecto y le faltan otros 6 para llegar a la cuarentena.
“Mi conclusión es que, desde un punto de vista puramente matemático, la jubilación a los 40 definitivamente aún sería factible. Excesivamente de las cifras que mire, estoy más o menos en el objetivo. Según mi plan original, ahora debería tener una fortuna de 230.000 euros.En cambio, hijo 190.000 euros. Sin embargo, mis gastos no han advertido tanto como esperaba”, explica.
Y sí, aunque la jubilación a los 40 sea posible para él, ya no la quiere. Al menos así. “Quiero dedicar mucho tiempo a mis 2 hijos”, reivindica. “En mi planificación, supuse que trabajaría a tiempo completo hasta los 40 años. Ahora eso ya no me atrae. Tengo 2 hijos para los que quiero tener tiempo”. Por ello está en una reducción de jornada, lo que ha modificado sus planos.
“Para mí, eso es la independencia financiera. Poder decir: no estoy trabajando en este momento. Lo tengo cierto, no quiero retrasar esta libertad hasta mis 40”, comenta.
Un ahorro mensual del 60%
Al trabajar menos, entiende que ahorrará menos. “Mi tasa de ahorro habitual es del 50% al 60% de mis ingresos netos de 2.300 euros. Así que reservar suelo unos 1.300 euros al mes. Ya no puedes ser más”, aclara.
En todo caso ya goza de mucha libertad económica. “Mi pareja y yo ya estamos en la posición cómoda de que no tenemos que basar nuestras decisiones en cuándo y cuánto trabajar de cara a los ingresos. Incluso podemos decir: no trabajaremos en absoluto durante los próximos 6 años. Pero entonces mis activos probablemente se agotarían y después tendrían que trabajar mucho más”.
No aplazar la vida por una meta
Ahora, Oliver es más flexible con su plan. “Ya no tengo un objetivo específico. En un año puedo volver a evaluar la situación. O continúo con mi trabajo a media jornada como de costumbre o reduzco mis horas aún más y amplío aún más mi trabajo por cuenta propia”.
“No quiero subordinar mi vida a ninguna meta. No es así como pretendía jubilarme a los 40”, aclara. Su idea siempre fue ser realista. También podría haber jubilado a los 30, pero eso supondría haber trabajado mucho más o tener un trabajo mejor pagado que no le gustase.
“Mi objetivo es poder vivir siempre bien aquí y ahora y hacer un trabajo que disfruto. El objetivo tiene que encajar en mi vida y no al revés”, aconseja.
Invertir siempre, sea cual sea la situacion
Para aumentar la riqueza, Oliver la invierte. Desde 2016 tiene su propia cartera de inversión, formada por fondos cotizados, dentro de una estrategia de inversión enfocada en el largo plazo.
“Solo reviso mi cartera una vez al mes para depositar el dinero que me sobra. Luego también hago un verificar y ajuste mis cuentas. Tengo una distribución 80-20. Puse el 80% de mi riqueza en acciones con riesgo, y el 20% está en mi cuenta personal”, apunta.
“Así que invierno independientemente de cómo están los mercados de valores o cuán alta sea la inflación. Si los precios caen ahora, me beneficio porque entonces compro más barato. Soy fanático de la diversificación, por eso tengo acciones inmobiliarias, materias primas y bonos a medio plazo. Esto hace que mi cartera sea un poco más compleja que la media”.
“Mi cartera se ha desarrollado muy bien en los últimos años. Es difícil dar un rendimiento absoluto porque siguió comprando”, añade. La cartera oscila actualmente entre 130.000 y 140.000 euros, dependiendo de las fluctuaciones normales. Un dinero que le ha costado algo más de 6 años obtener.
Olier entiende que con los mercados bursátiles le ha hecho bien en los últimos años, pero podría haber sido diferente.
“No dije que tuve suerte. No tuve una influencia en el éxito. Por el contrario: no hago predicciones sobre qué mercados funcionarán mejor o peor. Siempre invierto el dinero que me queda en mi cartera y el dinero de la noche a la mañana”, sentencia.