Tras la descripción fulminante este lunes del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, la definición financiera ha entrado en un nuevo período de incertidumbre, y mucha tensión, en torno a la escogencia de quién será su reemplazo.
La Asamblea de gobernadores del BID, compuesta por los ministros de finanzas de sus 48 países miembros, tomó remover a Claver-Carone del cargo luego que una investigación independiente condujo su relación sentimental con una alta asesora y la violación de varias normas éticas del Banco.
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El último día de trabajo del funcionario, que llegó al cargo hace dos años gracias al respaldo de la administración de Donald Trump, fue este mismo lunes.
Sus funciones, dado el reglamento interno del BID, fueron asumidas de manera temporal por la vicepresidenta ejecutiva Reina Irene Mejía, de Honduras, mientras se escoge a un nuevo presidente. Ese mismo reglamento establece un plazo de 45 días para la presentación de candidaturas, y otros 15 para la votación final.
En otras palabras, el nombre del nuevo presidente se conocerá hacia finales de noviembre del presente año. Pero desde ahora hasta esa fecha se prevé una fuerte contienda que pondrá a prueba las alianzas en una región muy dividida y cuya composición política e ideológica ha venido cambiando.
Como suele suceder en este tipo de casos, el sonajero de países y candidatos ya ha comenzado a sonar. Y aunque cualquier cosa podría pasar hay varios hechos que pesarán en esa selección.
En primer lugar la administración demócrata de Joe Biden, que le dejó el respaldo a Claver-Carone, será clave en el proceso pues EE. UU. cuenta con el 30 por ciento de las acciones del Banco. Para elegir a un presidente se requiere el consenso entre países miembros que sumen al menos el 50 por ciento de las acciones.
La administración, de momento, ha indicado que quiere restablecer el acuerdo tácito que existía en el Banco, y bajo el cual su presidente debe ser un latinoamericano y su vicepresidente un estadounidense. Algo que se rompió con la elección de Claver-Carone cuando Trump usó el músculo económico de EE. UU. para imponerlo.
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Aunque Biden es considerado un político de centro, podría verse inclinado a una alianza con la izquierda
Es decir, el nuevo presidente será un latinoamericano. Así mismo, el equipo de Biden viene insistiendo en que la jefatura del BID debería quedar por primera vez en manos de una mujer.
Aún si ese fuera el caso, lo que no está cierto, y se ve complejo, es un consenso frente a la nacionalidad de esa persona. Los avances de la izquierda en la región, hoy en el poder en países como Colombia, Argentina, México, Chile, Perú y Bolivia, ponen a este bloque en una buena posición para tratar de influir en la elección. Aún así, juntos no superan el 30 por ciento de las acciones del BID.
Eso podría suceder si Luis Inacio Lula da Silvia gana las elecciones presidenciales en Brasil el mes entrante. Si eso pasa, el bloque de izquierda alcanzaría más del 40 por ciento de los votos necesarios y su peso crecería a la hora de señalar al triunfador.
Pero esto probablemente solo se sabrá el 30 de octubre, cuando este país realice la segunda vuelta de sus comicios. El cálculo cambiaría, además, si el presidente Jair Bolsonaro, que es de derecha, gana la elección.
En cualquier caso, el voto clave será el de EE. UU. Aunque Biden es considerado un político de centro, podría verse inclinado a una alianza con la izquierda siempre y cuando el candidato no sea un radical.
En otras palabras, más que su origen lo que le interesa es la hoja de vida de quien proponen los países de izquierda.
En ese sentido, también podrían respaldar la candidatura de una persona que provenga de un país que no genere tanta controversia interna con los republicanos.
De acuerdo con Daniel Runde, encargado del programa de América Latina en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), hay siete países que podrían quedarse con la presidencia del BID: Brasil, México, Argentina, Chile, Honduras, Costa Rica y Panamá. En todos, dice Runde, hay buenos candidatos, pero todos también tienen sus inconvenientes.
Brasil, por su peso regional y por nunca haber ocupado la presidencia, es un candidato natural. Pero según Runde, habría muy poco apoyo para respaldar un nombre puesto por Bolsonaro si este gana la reelección.
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En México, dice este analista, hay buenas alternativas, como la exembajadora ante EE. UU. Marta Bárcena Coquí o la exdirectora de la Celac, Alicia Bárcena. Sin embargo, el presidente Andrés López Obrador (AMLO) lleva años en “guerra” con los tecnócratas mexicanos y se inclinaría más por alguien de su propio llavero que agrade a EE. UU. y otros.
Honduras, a donde acaba de llegar un nuevo gobierno al que Washington quiere acercarse, es otra opción. Pero no sería la actual vicepresidenta del BID, Reina Irene Mejía, pues esta es la ficha del presidente destacado Juan Orlando Hernández, que fue arrestado y EE. UU. lo quiere en extradición por cargos de narcotráfico.
De acuerdo con Runde, la expresidenta de Chile Michelle Bachelet sería una candidata fenomenal y con buena reputación tanto en la izquierda como en la derecha (por su postura frente a al violación de Derechos Humanos en Venezuela y China). Pero a sus 70 años ya está pasada de la edad de jubilación del Banco y eso jugaría en su contra.
En el caso de Panamá se destaca a la exvicepresidenta Isabel Malo, pero con el agravante de que no es del mismo partido de quienes actualmente ocupan el poder en este país, al igual que Carmen Vergara, actual directora de Propanamá y exviceministra de Comercio.
Una candidata ideal también podría ser la exvicepresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, que encabezaba las apuestas en el 2020 hasta que se atravesó la candidatura de Claver-Carone.
El problema de Chinchilla es que hizo campaña en contra del actual presidente Rodrigo Chaves Robles, que es un conservador, y es poco probable que reciba su respaldo.
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Por otra parte, Argentina podría postular a la actual directora de planeación Mercedes Marcos del Pont. Pero una candidatura de Argentina, por su situación económica y política, podría ser complicada para el BID.
Runde pide no olvidar a los candidatos hombres, entre los que destaca al exministro de Finanzas de El Salvador Juan José Daboub, el exministro de Comercio de Panamá, Ramón Martínez, y el exdirector de planeación de Argentina Gustavo Beliz, que ya de por sí trabaja en el BID.
En todo caso, se vienen dos meses de un intenso pulso regional, con mucha política de por medio, antes de que se conozca el nombre del nuevo presidente del BID.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL EL TIEMPO
WASHINGTON
@Sergom68
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