Debe estar cierto que el IESS, Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, tiene que estar en las manos de los afiliados. Esta noble institución se encuentra soportando actualmente una situación delicada pese a su capacidad y solvencia frente a sus obligaciones sociales.
Estamos observando periódicamente el mal funcionamiento de las direcciones que fueron y son incapaces de una buena planificación en todos los niveles, para un buen servicio en beneficio de sus afiliados. Por otra parte, los pésimos gobiernos, de la manera más irrespetuosa metieron las manos en la institución. Y el IESS en lugar de progresar, ha ido involucrándose en la política y tiene por rutina direcciones no especializadas en salud sino expertas con corbatas y con influencias en negocios de medicamentos presuntamente con sobreprecios, contratos de obras inconclusas, entre otros casos que se conocen por las noticias de los medios de informacion.
Resulta increíble, hasta la fecha no ha sido posible regularizar la provisión de medicamentos para las unidades hospitalarias; por eso la queja de los usuarios que reclaman sus remedios y sus turnos para sus consultas que son cada 3 o 6 meses porque no hay atencion quirurgica, entre otras. No hay agilidad en los trámites, gestiones, todo es lento en responder, revisar, resolver. Por otra parte, la deuda estatal con el IESS subió más de $ 8.369 millones. No se puede tolerar que en varios hospitales se caduquen los medicamentos, que en costos que superen los $ 5 millones, y que se denuncien compras con excesos. Ahí están las quejas de los afiliados.
No se trata de falta de planificación y de control en los procesos de abastecimiento de medicamentos, almacenamiento y entrega a los hospitales, sino de que con el andamiaje de compras con beneficios deshonestos, con estructurada complicidad, se mantiene a flote, aunque se cambien las directivas. Recientemente surgió otro problema vergonzoso de aspecto político, sobre cierta representación de los afiliados al concejo directivo, del IESS, considerado fraudulento. Al paso que vamos estamos a punto de perder todo el esfuerzo realizado por décadas. Deberíamos dar paso a una intervención urgente para erradicar todo indicio de corrupción, en perjuicio de los afiliados y jubilados. (O)
Napoleón Rivas Ronquillo, periodista guayaquileño