Durante Art Basel Miami Beach, la feria de arte moderno más grande en la orilla oeste del Atlántico, siempre hay piezas o instalaciones que llaman la atención, en general, por su tono burlón con respecto a todo lo que las rodea. En 2019 fue una banana pegada a la pared con cinta adhesiva: Cómicola polémica obras de Mauricio Cattelan, que se vendió por USD 120.000 (y que terminó siendo comida por el comprador, otro artista). En 2022, el público se arremolina alrededor de un cajero automático, un cajero automático, tal como se les conoce en Estados Unidos.
El cajero en cuestión es uno común y corriente que fue adquirido por el colectivo de artistas MSCHF, un grupo de alrededor de 30 creadores que trabajan en Brooklyn, Nueva York. Los ingenieros del grupo intervinieron la máquina para agregarle una cámara y un tablero digital. Con esos elementos se crea una performance artística.
El concepto es sencillo. Como en cualquier cajero automático, en este las personas ingresan sus tarjetas y tienen la posibilidad de retirar dinero. Tal como ocurre normalmente, también se puede ver la cantidad de dinero disponible en la cuenta. De manera casi auto-explicativa, la pieza se llama Tabla de clasificación de cajeros automáticosuna tabla de resultados hecha por la maquina.
En ese momento exacto y de manera automática, la instalación toma una foto de la persona y crea una imagen de los fondos disponibles en la cuenta. Con ambas se confecciona un listado que se puede ver públicamente, en la pantalla del mismo cajero automático, ordenados los saldos de mayor. Así todas las personas que abandonaron sus caras junto a su diponibilidad de dinero, como en un ranking de riqueza.
Hasta ahora, el rango de recursos de los participantes va desde USD 2,9 millones (una sola persona) a USD 0 (varias personas).
Risas, gestos nerviosos y hasta un poco de voyeurismo se observan en quienes merodean esta pieza exhibida en la galería Perrotín de Nueva York.
Para muchos, la publicación de un dato tan sensible como las finanzas personales puede ser de mal gusto. Pero los artistas detrás de la instalación explican que se trata solo de una manera más de dar visibilidad a lo obvio: la exposición pública de las posibilidades financieras que hacen muchos asistentes a este tipo de ferias. En un lugar donde abundan la ropa de marcas carísimas, las joyas y los autos de lujo, el saldo de la cuenta bancaria debería ser solo un detalle más.
“Es muy interesante porque, participen o no de la experiencia, todas las personas tienen su momento con el cajero”, explicó liz ryan, una de las artistas de MSCHF, a la prensa especializada en arte de los Estados Unidos. “Se los puede ver haciendo una pausa introspectiva, preguntándose si quieren poner su tarjeta o no”.
Mientras los asistentes a Art Basel deciden si se suman o no al juego que plantea Tabla de clasificación de cajeros automáticos, un coleccionista ya adquirió este artefacto tan especial en USD 75.000. De inmediato recuperará USD 6.000, que el colectivo de artistas puso en su interior para que funcionara. Se desconoce dónde se expondrá la obra, pero no sería raro verla en algún club nocturno de Miami, donde suelen abundar las demostraciones de dinero.
Para quienes se preguntan si es legal publicar de esta manera datos tan personales como la cuenta bancaria, la respuesta es que sí. Primero, y principalmente, porque la persona accede voluntariamente a hacerlo. Y en segundo lugar, explicó el abogado jeremy scherer a Infobae, porque en ningún momento quedan expuestos números de cuenta ni nombres de las personas. La pantalla solo muestra caras y cifras.
MSCHF se pronuncia como la palabra Travesura, que significa travesura, algo que combina con las controversias que han despertado las producciones de este colectivo, que les dieron renombre internacional. En 2021 revolucionaron internet al presentar unas Zapatillas de Satánun par de Zapatillas deportivas de marca Nike rellenos con sangre humana, que generan indignación en buena parte del público.
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