Hace unos años, Marta aportó todo lo que podía a su plan de pensiones. Era la única inversión que estaba haciendo para su jubilación. Y lo estaba haciendo bien porque había calculado cuál era el máximo sobre el que se podía deducir en la declaración de la renta para poder, así, desgravarse en su IRPF todo lo que aportarse. Además, desde el principio ha estado haciendo aportaciones periódicas porque sabía que si lo dejaba para final de año corriría el riesgo de entrar en un mal momento de mercado y, en consecuencia, obtener una menor rentabilidad.
Marta ahora tiene 48 años. Lleva aportando a su plan de pensiones individual desde hace 12 años, cuando tuvo que era el momento de empezar a planificar su jubilación. Desde entonces, y aunque tenía programadas sus aportaciones periódicas, no se había preocupado mucho por ese ahorro que estaba creciendo para cuando deje de trabajar. Pensaba que cuando llegara el momento, al haber estado aportando cada año cerca de 8.000 euros, sería para tener la jubilación suficiente que siempre había imaginado o, al menos, mantener su mismo nivel de vida.
Pero desde el año pasado, con la entrada en vigor del recorte a las aportaciones a los planes de pensiones individuales, está más preocupada. En 2021 aportó el máximo posible -2.000 euros- y este año, lo mismo: 1.500 euros. En su empresa no tiene la opción de invertir en un plan de pensiones de empleo y está pensando cuál es la mejor fórmula para complementar su ahorro en planes de pensiones y que, en total, llegará a alcanzar la misma cuantía de 8.000 euros que invertiría antes .
¿Por dónde debería empezar?
Aunque Marta estaba siendo supervisora y estaba provocando un buen ahorro para cuando se jubileestaba invirtiendo una cantidad máxima en función de lo que en ese momento le permitía la ley, en lugar de haber calculado y analizado qué cantidad es la que ella necesita para vivir tal y como desea cuando se jubile.
Preparar la jubilación es un ejercicio importante que, además, no se limita únicamente a las decisiones financieras, sino que trasciende la parte económica. Tiene que ver también con lo que vamos a querer a nivel personal, familiar, empresarial o social, y también, por cómo nos encontramos de salud.
En este sentido, Marta debería aprovechar que quiere complementar su ahorro en planes de pensiones con otros productos como, por ejemplo, fondos de inversión, para hacer un ejercicio de reflexión personal y plantear ciertas cuestiones.
¿Cómo quiero vivir cuando me jubile teniendo en cuenta que mis ingresos se van a reducir? ¿Voy a querer seguir trabajando, pero de otra forma? ¿A qué edad quiero jubilarme? ¿Qué voy a querer hacer con mi tiempo? ¿Estoy teniendo en cuenta que, dado el incremento de la esperanza de vida, es probable que llegue a vivir 100 años? ¿Y si sufro una discapacidad o enfermedad y mis gastos aumentan? ¿Él pensó en como quiero dejar a mi familia o si voy a querer ayudar económicamente a mis hijos?
Responder a todas estas preguntas es fundamental para, primero, saber qué va a querer hacer Marta y cual es su proyecto biografico, y despues, pintarlo en numeros. Conocer sus objetivos y sospechas, además de sus circunstancias, le va a permitir saber qué coste tienen y de cuánto dispone ahora, para así, saber cuál es su déficit. Es decir, qué cantidad debería conseguir en los mercados financieros.
Haz este ejercicio con la ayuda de un asesor financiero le va a permitir mirar más allá, coger perspectiva y pensar sobre cuestiones que pueden que antes no se haya planteado. De esta forma va a poder definir la estrategia de inversion que realmente necesita e invertir en los productos que de verdad le van a ayudar a cumplir sus objetivos.