Ahorrar para la jubilación es un proyecto de planificación a largo plazo que resulta imprescindible si se quiere disfrutar de una mayor tranquilidad y confianza una vez que concluya la etapa laboral. En este ejercicio, una de las reflexiones más habituales que surgen es la posibilidad de que el importe de la pensión sea inferior al último salario. Por tanto, se plantea la necesidad de completar la futura pensión con otras alternativas de ahorro que permitan compensar esa diferencia, o una parte de la misma, para poder mantener el nivel de vida deseado. No obstante, antes de elegir un producto concreto, se deben de valorar y analizar una serie de aspectos, ya que nos ayudarán a organizar mejor nuestra jubilación.
Edad
La esperanza de vida en España es la mayor registrada en toda la Unión Europea y la tercera a nivel mundial. En concreto, según se desprende del último informe publicado por el Ministerio de Sanidad, se sitúa en los 83,3 años, siendo únicamente superada por Japón y Suiza. Teniendo en cuenta que actualmente la edad de jubilación en España varía entre los 65 y 67 años (en función de la edad y de las cotizaciones acumuladas a lo largo de la vida laboral), un producto de ahorro para la jubilación permite contar con una cierta seguridad financiera para disfrutar de esta etapa.
“Ahorrar para la jubilación es un proyecto a largo plazo, por lo tanto, precisa de una adecuada planificación y regularidad. Teniendo en cuenta que el objetivo consiste en ahorrar una cantidad de dinero suficiente que nos permita vivir con tranquilidad después de la jubilación, la clave residir en hacerlo de forma sistemática y empezar cuanto antes”, explica el subdirector general de vida de Seguros Bilbao, José Manuel Morais, “De esta manera se reduce el esfuerzo el requerido y, además, permite aprovechar la rentabilidad que ofrece el mercado financiero en cada momento”, añade.
Cotizaciones a la Seguridad Social
Un aspecto fundamental a la hora de plantearnos cómo afrontar económicamente la etapa de la jubilación es conocer las cotizaciones a la Seguridad Social acumuladas a lo largo de la vida laboral, dado que los años cotizados determinarán el porcentaje de la base reguladora de la pensión. En España, los trabajadores deben haber cotizado de forma activa a la Seguridad Social como mínimo durante 15 años para tener derecho a cobrar la pensión contributiva. También se debe contar con, al menos, dos años cotizados de los 15 ejercicios inmediatamente anteriores al momento de solicitar la jubilación.
Otro condicionante es el porcentaje de la base reguladora que corresponde en función del año en el que nos encontramos. Es decir, a medida que pase el tiempo, la cantidad de años cotizados necesaria para poder ganar el 100% de la pensión seguirá subiendo. Por tanto, es esencial recopilar todos los datos relativos a las cotizaciones a la Seguridad Social.
Ingresos
Ante la posibilidad de que la pensión que se reciba sea inferior al último salario percibido, es fundamental reflexionar sobre nuestra situación financiera presente, pero también a futuro. “En este punto es especialmente importante contar con un análisis de las necesidades financieras del cliente, algo que facilitará la planificación de este importante proyecto de futuro que es la jubilación”, indica Morais.
perfil de riesgo
Uno de los aspectos más relevantes a la hora de seleccionar un producto de ahorro para la jubilación es el perfil de riesgo del cliente. En este sentido, la oferta disponible abarca todas las posibilidades. Plan de Pensiones Asegurado (APP)el Plan Individual de Ahorro Sistemático (PIAS) o los seguros de vida con un interés garantizado se caracterizan, a grandes características, por ser productos que se adaptan a los ahorradores más conservadores. Otras opciones, como los Unit Linked, permiten diversificar la inversión en varios fondos de inversión, de manera que los partícipes pueden optimizar la rentabilidad de su capital a través del fondo o combinación de fondos que mejor se adaptan a su perfil de riesgo (conservador, moderado, agresivo).
Ventajas fiscales
Además del perfil de riesgo, otra de las cuestiones a tener en cuenta son los incentivos fiscales de los distintos productos de ahorro. Los planes de pensiones, el Plan de Pensiones Asegurado (PPA) o el Plan Individual de Ahorro Sistemático (PIAS) ofrecen ventajas fiscales aunque sus las aportaciones están limitadas. No obstante, en el mercado existen otras opciones que no limitan las aportaciones, cuya liquidez es, prácticamente, inmediata aunque no tienen ventajas fiscales.
“En este punto, es especialmente importante contar con el apoyo de un experto ya que, con su ayuda, se podrá dar respuesta a todas las dudas que se refieran a nuestro perfil de riesgo o sobre qué producto nos encaja mejor en función de nuestra aversión al mismo”, concluye el responsable de Seguros Bilbao.